La refrigeración con baja carga de amoníaco para incrementar la fiabilidad en los procesos de curado de jamones
Jose Miguel Molina2024-04-24T11:46:23+02:00El avance imparable de la tecnología de amoníaco de baja carga para instalaciones más seguras, más fiables y eficientes en la industria cárnica.
La Bodega de Barcience
La Bodega de Barcience de Eulogio Ramos S.A. se suma a la refrigeración con baja carga de amoníaco para incrementar la fiabilidad en el proceso de curado de jamones en sus secaderos. Recientemente, esta industria de Toledo, que venía sufriendo constantes interrupciones de servicio de su instalación frigorífica convencional, ha optado por la sustitución de las centrales de frío por sistemas de amoníaco de baja carga.
Concretamente, las instalaciones del secadero se han equipado con una planta enfriadora Ammolite con compresor semihermético de tornillo de 200 CV, de la mano de la empresa instaladora Fricaman S.L. Fernando García, director de producción de Ammolite destacaba como la ola de calor en pleno mes de julio, ha propiciado las condiciones extremas para la puesta a prueba de la nueva planta. Demostrando por consiguiente, su fiabilidad bajo temperaturas ambiente de 42ºC, con condensación por aire seco sin consumo alguno de agua.
En efecto, no solo esta tecnología de amoníaco proporciona una gran fiabilidad de funcionamiento, sino que también redunda en eliminar el consumo de agua en las torres de refrigeración y riesgos para la continuidad de la producción asociados a una eventual contaminación por legionela de las torres de refrigeración.
No menos importante, es la sostenibilidad medioambiental de la tecnología. El amoníaco, como refrigerante natural, forma parte del ciclo natural del medioambiente y tiene un nulo efecto invernadero o de calentamiento atmosférico. Sin embargo, una eventual fuga de amoníaco de una instalación frigorífica representa un peligro químico para el entorno próximo y para la seguridad de los trabajadores. Es por esta razón que la tecnología de baja carga de amoníaco (low charge ammonia refrigeration) avanza a nivel mundial como la tecnología más prometedora en refrigeración industrial desde el punto de vista medioambiental.
Ventajas de la baja carga de amoníaco
Las tecnologías de baja carga de amoníaco consiguen reducir en un factor de 70 % la cantidad de refrigerante para producir el mismo efecto frigorífico. Es decir, si una instalación frigorífica convencional de un secadero contiene 2 o 3 toneladas de amoníaco, la tecnología de baja carga emplearía menos de 50 kg —numerosas normativas internacionales (ADR, EPA, etc.) establecen este valor como umbral de peligrosidad—.
Finalmente, si atendemos al criterio de coste del ciclo de vida para la elección del mejor sistema para una instalación frigorífica, encontraremos que frecuentemente el sistema de baja carga de amoníaco está en la primera posición. No solo la eficiencia energética reduce los costes de operación, sino que la ausencia de consumo de agua representa a menudo un ahorro económico nada desdeñable, que conjuntamente a las drásticas reducciones de los costes de mantenimiento, compensan ampliamente el menor C.O.P, del sistema indirecto versus los sistemas de amoníaco convencionales con elevada carga de amoníaco y su presencia en los secaderos y zonas de producción.