¿Qué es la cadena de frío?

La cadena de frío tiene un valor esencial hoy en día. Si analizáramos nuestro consumo diario de alimentos, veríamos que lo habitual es que la gran mayoría de ellos sean perecederos (carnes, pescados, frutas, verduras…), resultando por tanto fundamental que se garantice la inocuidad de estos evitando así posibles problemas de salud.

¿Qué es la cadena de frío?

Se conoce que para garantizar la inocuidad de los alimentos es fundamental mantener y/o controlar la temperatura de conservación y refrigeración de alimentos dentro de unos límites razonables. Pues bien, el concepto de cadena de frío nos viene a decir que esa inocuidad será totalmente garantizada sólo si ese control de temperatura se mantiene durante todas, y en cada una de las fases por las que pasa el alimento, desde el acopio de materia prima hasta el consumo del alimento por el consumidor final.

¿Por qué es importante la cadena de frío?

Se considera que se ha respetado la cadena de frío de un alimento cuando durante todo el proceso que transcurre desde que el alimento es producido hasta su consumo, ha sido sometido a un control constante de temperatura. Se debe garantizar a su vez, que la temperatura se ha mantenido dentro de un rango establecido (evitando fluctuaciones significativas), específico para cada tipo de alimento.

Nos referimos a este proceso como “cadena” ya que en realidad consta de varios procesos encadenados: acopio de la materia prima, transporte de la materia prima, almacenamiento, procesamiento, empaquetado y embalaje, almacenamiento, distribución, almacenamiento en el punto de venta, transporte hasta el punto de consumo y almacenaje en el punto de consumo.

Se deberá respetar la cadena de frío en todos aquellas materias primas y alimentos cuya estabilidad a temperatura ambiente pudiera verse alterada. De esta manera, conseguimos además de mantener esa estabilidad, prolongar su vida útil, garantizando el mantenimiento de sus propiedades nutricionales y organolépticas, así como su inocuidad para el consumo humano.

¿Qué ocurre si se pierde la cadena de frío?

Cuando descongelamos un alimento congelado (temperatura > -18 °C), aunque sea de manera parcial durante poco tiempo (unos minutos), la actividad microbiana se reanudará en menor o mayor medida. Si volvemos a reducir la temperatura y congelar de nuevo, esa actividad se volverá a parar, pero tendremos ahora una población de microorganismos mayor que antes y el alimento habrá sufrido un cierto deterioro más o menos notable. Esta rotura de la cadena de frío tiene las siguientes consecuencias:

  1. Riesgo de intoxicaciones
  2. Reducción del tiempo de conservación
  3. Pérdida de calidad: aparición de bacterias, pérdida nutricional, malos olores…

Por ello, es muy importante el hecho de que mantengamos nuestros refrigeradores a una temperatura adecuada y lo más constante posible. Hay que resaltar en este punto que cualquier alimento que haya sido descongelado no debe volver a ser congelado, excepto si ha sido procesado y cocinado a temperaturas superiores a los 70 °C.

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¿Cómo detectar si se ha roto la cadena de frío?

Detectar si un alimento ha roto la cadena de frío puede resultar complicado para el consumidor final, ya que no existen pruebas evidentes. Si nos referimos a productos congelados, sí que podemos encontrar pistas evidentes de que el producto no ha conservado la cadena de frío:

  • Formación de escarcha: cuando elevamos la temperatura de un producto congelado, este cede parte de su contenido en agua al ambiente que lo rodea. Al congelarlo de nuevo, ese agua se transformará en escarcha bien sobre el propio alimento o bien en el interior del embalaje. Puede darse el caso incluso de llegar a apelmazar el alimento formando bloques.
  • Estado del envase: en el caso de productos embalados en cajas de cartón, si nos encontramos con un embalaje demasiado blando, debe ser motivo de desconfianza.
  • Tiempo de descongelación: Si el tiempo de descongelación es muy corto, puede ser una evidencia de que el alimento no se encontraba conservado a la temperatura adecuada (< -18 °C).

 

¿Cómo mantenemos y garantizamos la cadena de frío?

Para mantener y garantizar la cadena de frío es necesario:

  1. Empaquetar herméticamente los alimentos
  2. Almacenar los alimentos en cámaras frigoríficas específicas
  3. Conservar los alimentos a una temperatura < -18 °C en todos los procesos
  4. Utilizar un transporte especializado
  5. Medir y controlar la temperatura durante toda la cadena
  6. Otro aspecto recomendable es que la instalación frigorífica disponga de un sistema de monitorización y control como el de kiconex.  Lo ideal, es que el sistema incorpore una función de mantenimiento predictivo que puede actuar sobre el sistema de refrigeración. De este modo, será capaz de detectar el deterioro o rotura de un dispositivo antes de que ocurra. Todo ello, permite que la seguridad alimentaria se garantice prácticamente al 100%

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